El beisbol, una de mis grandes pasiones, me resulta un buen parámetro para comparar la vida. Todos los días salimos al campo de pelota y jugamos en equipo, procuramos ganar, pero en ocasiones debemos aceptar la derrota.
Los primero años practicamos y nos entrenamos con nuestros padres y maestros como capacitadores; tenemos que luchar para ganar el título de “novato del año” y, posteriormente, en cada temporada competir para ser el “jugador más valioso”; aprendemos a jugar en todas las posiciones; en nuestras ligas debemos ser disciplinados y constantes porque cada día comienza un partido nuevo; y si llegamos a sufrir alguna lesión, nuestra condición física debe ser excelente y nos dará la fortaleza para salir al campo. Así, seremos peloteros completos y, en la madurez, llegaremos a ser managers-jugadores.
Alfredo Harp Helú, 1995. "El beisbol, es una de mis grandes pasiones, me resulta un buen parámetro para comparar la vida."
En la vida no hay retiro a tiempo, debemos permanecer en el campo de juego hasta que llegue el final, es por eso que me gusta vivir y morir jugando beisbol. Este deporte se relaciona con diversas estrategias que se aplican según las situaciones que enfrentamos; cada jugada es distinta y puede representar diferentes alternativas a la ofensiva y a la defensiva, y no se deben cometer errores porque pueden resultar muy costosos. Siempre se tratará de ganar, pero en el juego como en la vida, el otro equipo también busca el triunfo, la competencia es constante, podemos recuperarnos porque no hay límite de tiempo y el juego sólo termina hasta que cae el último out.
Es un milagro que exista este parque de pelota. Sucedió hace aproximadamente 13,000 millones de años,1 en el centro del diamante hubo una gran explosión, millones de partículas se dispersaron en todas direcciones, formaron más de 100,000 millones de galaxias que contienen billones de estrellas y planetas, el universo continuó oscuro porque se estima que menos de 10 por ciento corresponde a cuerpos materiales gaseosos.
1995. Un manager jugador. Con mi hijo Alfredo en un partido amistoso contra un partido contra un equipo de Oaxaca en esa ciudad.
Hace 5,000 millones de de años se formó nuestro sistema solar, y la Tierra, uno de los incontables planetas del universo, gira desde entonces en su órbita alrededor del Sol, una estrella más de las 400,000 millones que pertenecen ala Vía Láctea.
Nuestro planeta gira más despacio que una pelota de beisbol, su movimiento es perfecto, paciente y pausado; fue en ese transitar constante que surgió la vida, así, durante “los últimos segundos de la evolución del universo”, en la Tierra se han desarrollado grandes civilizaciones como la de los babilonios, egipcios, chinos, fenicios, griegos, romanos, olmecas, zapotecas, teotihuacanos, totonacas, mixtecos, mayas, y aztecas; se dio paso a la conquista de México, a su independencia de la corona española, surgieron caudillos, revoluciones, sucesiones presidenciales y… en 1994 nació el jugador que escribe este libro, un pelotero afortunado por estar de paso en este impresionante juego de pelota. No, no es casualidad, soy un micro ser, que vive en un pequeño planeta que pertenece a un sistema solar como hay miles de millones en el universo.
Admiro a la naturaleza y a la armonía con que funciona hasta el más pequeño de los seres existentes: desde la hoja de un árbol, la vida en el mar, la gestación de un ser, la floración de una planta, hasta el movimiento de un átomo. Miles de libros y artículos se han escrito sobre el apasionante tema del origen del universo, su evolución y desde luego sobre el interés de lo que se pueda conocer acerca del ser humano y su vida en este planeta llamado Tierra.
Los científicos aún no se ponen de acuerdo para comprobar la fecha del gran estallido, llamado BigBang y nadie sube qué hubo antes de esta explosión. Yo creo en un ser superior. Dios ha existido siempre. Él es el creador del universo y permite la evolución.
Estampillas emitidas en 1944.
El campo en el que me ha tocado jugar en este mundo está en México y mi tiempo de juego es tan corto, que tengo y he tenido siempre el gusto de vivirlo intensamente, siguiendo las enseñanzas de Jesús: “ama a Dios y a tu prójimo”. El cronómetro marca los minutos y los segundos, a menudo reviso el cuadro de “tiempo y espacio”, y tengo claro que estoy situado en mi último 25 por ciento de vida probable y no quiero desperdiciarlo. Por el contrario, deseo administrar mi tiempo y mis bienes para cumplir así un compromiso conmigo mismo: quiero estar preparado para mi último juego, imposible olvidar que soy mortal y que es lo mismo veinte, cincuenta, ochenta o cien años, pues en realidad son tan pocos en relación con el tiempo del universo, que es importante actuar con responsabilidad.
Francisco Toledo. Sin título, 1996.
La vida es compleja, a veces los humanos la hacemos complicada, pero el reto es lograr concebirla de manera sencilla. En este libro narro mis experiencias y aprendizajes, recuerdos de años y años, reseñas de juegos ganados y juegos perdidos, es el recuento de mi paso por el mundo, que ha forjado al hombre que soy ahora a punto de cumplir sesenta años, es también un abrir y cerrar de ojos; y un intento de vivir con toda la pasión.
1 Algunos científicos dicen que esto sucedió hace 8,000 millones y otros hasta 18,000 millones de años.