La experiencia más emotiva que he tenido en la vida es ser padre. Hablar de los hijos en unas cuantas líneas es una tarea difícil, pues ellos ocupan mis mejores sentimientos, gozo sus éxitos, me preocupan sus angustias, en fin, me he dado cuenta de que ser manager de hijos es una labor incansable, jamás termina.
Tengo tres hijos adultos y un pequeño de tres años. Me admira cómo hemos ido afrontando la vida, cada hijo es tan distinto y cada jugada es tan diferente que al manager no le queda otra que estar muy al pendiente del juego, aprender con ellos. Hay que apretar y exigir en ciertos momentos y, sobre todo, me gusta hacerles sentir lo cuánto los amo. A veces, siento que los papeles se invierten, las enseñanzas de los peloteros deben ser aprendidas por el manager y otra cosa, por más reglas que existan, cada jugador tendrá que vivir su propia experiencia frente al bat para lograr tremendos batazos de hit, defenderse en la posición que le corresponda jugar y saber que en la vida también ocurren outs.
2002. Mis hijos, mis mejores batazos: Charbel, Alfredo, Santiago, y Sissi Harp.
2001. Mis cuatro hijos: Charbel, Santiago, Sissi y Alfredo en Oaxaca.
1979. Mis hijos mayores: Sissi, Charbel y Alfredo.
Con los mayores, Alfredo, Sissi y Charbel mantengo una comunicación amplia y nos frecuentamos con un absoluto respeto hacia la libertad de cada uno. Los tres son profesionistas, aceptan consejos y recomendaciones del manager y no puedo ni quiero cambiarlos. Durante los entrenamientos, les recuerdo que son mortales, su compromiso es mayor que el mío porque son administradores de bienes heredados, han recibido grandes oportunidades y no pueden desperdiciarlas, me alegra que sean emprendedores y rompan sus propios récords todos los días.
Mis hijos también juegan beisbol.
La vida se pasa rápido, parece que fue ayer cuando los cargaba en mis brazos, ahora, llevan un bat y una manopla para defenderse y afrontar la vida. Les recomiendo que usen cascos para prevenir accidentes y que se mantengan en forma no sólo física sino espiritualmente, que su vida interior sea tan plena para motivarlos en los mejores o en los peores momentos de cada partido.
2001. Sissi y Luis con sus hijas Fernanda y Daniela Narchi.
2001. Alfredo y Vanessa con sus hijos Alfredo y Michelle.
Mis tres hijos mayores también van formando sus propios equipos en sus vidas sentimentales y profesionales. Dos de ellos, Sissi, junto con su esposo Luis Narchi y Alfredo con Vanessa Anaya, su mujer, ya son entrenadores de de mis adorados nietos: Fernanda, Alfredo, Daniela y Michelle. Ser abuelo ha sido otra experiencia maravillosa que la vida me ha dado la oportunidad de sentir, desde el nacimiento de mis nietos no puedo dejar de asociarlos con mis propios hijos. Me parece increíble ver cómo mi sangre y la de mis hijos se prolonga en mis nietos, no sólo en el parecido físico, sino en su carácter y es sorprendente también ver que cada uno es una persona tan singular con su propia personalidad a pesar de que todavía son tan pequeños.
De la misma manera que mis hijos, deseo que mis nietos crezcan con disciplina y moral, esto les ayudará a enfrentarse mejor a la vida. También quiero recomendarles que su prioridad se centre en el ser, no en el tener, las cosas materiales son pasajeras, la clave está en el fortalecimiento del espíritu. El mejor regalo que pueden recibir es el cariño, nada como sentirse amado, eso les dará la seguridad y el mejor entrenamiento para salir al campo. Sus padres y abuelos también tendremos que aceptar que son individuos independientes y que no los podemos cambiar, aun cuando piensen en forma distinta a la nuestra.
Mi primogénito, Alfredo, es un gran deportista, tiene una agilidad sorprendente para correr la bases, es el más extrovertido de mis hijos, un gran compañero de equipo. Desde joven comenzó a practicar en el campo del sector bursátil, pero pronto encontró su propio camino a través del mundo empresarial. Me alegra que se aun hombre responsable, hábil para pegar buenos batazos en sus siguientes campeonatos y, sobre todo, goza de una independencia que lo hace valiente para enfrentarse en cada juego.
1974. Con mi hijo Alfredo.
Mi hija Sissi es un gran regalo de Dios, una mujer madura, lista para lanzar bolas con gran velocidad, tiene muy claro cuando se quieren curvas o rectas, reconoce la potencia de cada jugada y es calculadora. Su responsabilidad como jugadora de la vida la ha llevado a cumplir todos sus deberes, terminó la escuela con buen promedio, estudió para Contador Público y me apantalló en su examen profesional, cuando yo me ufanaba de ser un gran analista. Ahora, Sissi dirige la fundación que lleva mi nombre, además me ayuda a conseguir las mejores contrataciones para formar un equipo vencedor que procure el desarrollo educativo, cultural y económico de México.
1979. En Manzanillo con mi hija Sissi.
2002. Daniela, Fernanda, Santiago y Alfredo comparten también el beisbol.
Charbel es el más sencillo de mis hijos y con el que más he viajado a los mejores estadios del mundo, los que nos ha permitido disfrutar no sólo de buenos partidos, sino que hemos establecido una relación con una comunicación amplia que se ha fortalecido en los últimos años. Me da un gusto enorme ver cómo poco a poco va madurando, ya terminó su carrera de Administración de Empresas y ahora comienza su etapa profesional. Es un jugador novato involucrado en los Diablos Rojos del México y estoy seguro que pegará muchos jonrones.
1981. Charbel Harp.
Santiago es la vitalidad, el deseo por aprender. Aunque sólo tiene tres años, lleva la pasión del beisbol en la sangre, es hábil y muy inteligente, conoce por su nombre a cada uno de los peloteros de los Diablos Rojos del México, de los Guerreros de Oaxaca y algunos de las Ligas Mayores, incluso sabe qué posición juegan varios de ellos. Mi pequeño jonronero me llena de vida e ilusiones, jamás me imaginé la felicidad que es tener un hijo a los cincuenta y seis años de edad y, por fortuna, ahora dispongo del tiempo preciado para dedicarme a él: paseamos, jugamos, lanzamos bolas, bateamos juntos y me asombro, con él redescubro el mundo.
2001. Santiago Harp en Sevilla.
2000. Daniela y Fernanda con Santiago recién nacido.
2003. Carta que me escribió mi nieta Fernanda Narchi Harp.
No pretendo que mis hijos y nietos sean los mejores beisbolistas, sino que sean felices, seguros y leales a sí mismos, que tengan afición por el “rey de los deportes”, la música, el arte, la literatura, la naturaleza y amor por la vida y por los demás. Me gustaría dejarles un mensaje y creo que la Biblia lo hace mejor que yo. Tengo un gusto especial por la lectura de las Sagradas Escrituras, por el Cantar de los Cantares, los Salmos, los Proverbios, el libro de la Sabiduría, el Eclesiástico, el Eclesiastés y, sin duda, el mensaje de Jesús en el Nuevo Testamento. Así que voy a citar algunos pasajes:
Cuanto más grande seas, más debes humillarte,
y ante el Señor hallarás gracia.
Eclesiástico, 3-18
¿Quién sabe lo que conviene al hombre en su vida, durante los días contados de su vano vivir, que él los vive como una sobra? Pues ¿quién indicará al hombre lo que sucederá después de él bajo el sol?
Eclesiastés, 6-12
A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en lo inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee espléndidamente de todo para que lo disfrutemos; que practiquen el bien, que se enriquezcan de buenas obras, que den con generosidad y con liberalidad; de esta forma irán atesorando para el futuro un excelente fondo con el que podrán adquirir la vida verdadera.
1a de Timoteo, 6/17-19
1996. En Baalbek, con Charbel.
2003. En Biblos con Alfredo y Charbel.
2002. Con mis hijos y nietos en Oaxaca.
15 Véanse en capitulo XII Temporadas Filantrópicas, los programas culturales, sociales y ecológicos promovidos por Banamex.